miércoles, 31 de julio de 2013

A mitad de trayecto en el voluntariado de Trinidad en Bolivia



Con cuatro horas de retraso, a las 9 de la mañana, llegamos al aeropuerto de Santa Cruz de la Sierra, Viru Viru. Allí nos esperaban el hermano José Fernández y los tres voluntarios del proyecto de Santa Cruz: Izaga, Amaia y Asier. Fuimos al colegio donde conocimos al resto de los hermanos. Después de descansar un rato y de la comida, nos enseñaron la labor que realizaban con los chicos en el taller de imprenta “Los Huérfanos”. Durante los dos siguientes días que pasamos allí conocimos la zona.

El día 20 llegamos a Trinidad, donde nos esperaban con pancartas y banderas en un recibimiento que no supimos apreciar: como no estamos acostumbrados a tanta hospitalidad, no pensamos que fuese para nosotros, así que fuimos los únicos en no saludar (nos confesaron que habían estado a punto de venir con banda de música incluida, pero era demasiado temprano).

La atención todo el día fue espectacular: nos trajeron al colegio, nos enseñaron todas las instalaciones, nos llevaron a hacer unas compras básicas y después, en compañía de voluntarios, nos enseñaron alguno de los paisajes del Beni, como la Laguna de Tapacaré o el río Mamoré. Ane y Ainhoa incluso se animaron a experimentar con el transporte típico de Beni: la moto. Para acabar, y como contraste de un día lleno de paisajes paradisíacos, conocimos la cárcel de Mocovi de mano de algunos de sus presos, que nos explicaron sus necesidades. Una visita inolvidable. 


Cuando los días son tan intensos como los nuestros existe una doble sensación casi contradictoria. Por un lado, parece que las horas se eternizan, haciendo mil cosas cada día. Pero por otra parte, los días van pasando casi sin darnos cuenta.

La semana pasada comenzamos planificando el trabajo a realizar en la cárcel de Mocovi con los presos y con las familias de los mismos. Nuestros esfuerzos van dirigidos a enseñarles cuestiones básicas de sanidad y educación, así como a mejorar el producto artesano realizado y potenciar su salida al mercado exterior. Otra área en la que trabajamos es la realización de actividades fuera de la cárcel con los niños de los presos que conviven con ellos.   

Después de la planificación, nuestra labor ha empezado a ser más intensa, trabajando en tres turnos: mañana, tarde y noche. Los ámbitos de trabajo son el colegio La Salle Fiscal, la cárcel de Mocovi y el Colegio Fabián Vaca Chávez en el barrio de Mangalito. Además, por las noches realizamos tareas de formación del profesorado. Durante esta semana de trabajo, Ane ha impartido talleres de manualidades a los niños, Jacobo ha trabajado distintos aspectos pedagógicos con padres y profesores y Ainhoa e Isabel han dado talleres de alimentación e higiene para niños. En Mocovi Jacobo está impartiendo cursos de pedagogía a los presos que se encargan de la formación dentro de la cárcel. Ane está arreglando las aulas y trabajando nuevas formas de artesanía con los presos. Por otro lado, Ainhoa e Isabel están impartiendo un taller a los presos de capacitación en enfermería. Pero probablemente, la actividad con la que más disfrutamos fue con nuestra primera salida conjunta con los niños de Fabián Vaca Chávez y los hijos de los presos de la cárcel, llevándolos al museo etnoarqueológico Kenneth Lee, en el que montamos una visita teatralizada.


 Por lo demás, seguimos encantados con la hospitalidad trinitaria, conociendo los lugares más interesantes del Departamento del Beni y disfrutando de la compañía de los hermanos de la Salle y de los voluntarios.