Con cuatro horas de retraso, a las 9 de la mañana, llegamos
al aeropuerto de Santa Cruz de la
Sierra, Viru Viru. Allí nos esperaban el hermano José
Fernández y los tres voluntarios del proyecto de Santa Cruz: Izaga, Amaia y
Asier. Fuimos al colegio donde conocimos al resto de los hermanos. Después de
descansar un rato y de la comida, nos enseñaron la labor que realizaban con los
chicos en el taller de imprenta “Los Huérfanos”. Durante los dos siguientes días
que pasamos allí conocimos la zona.
El día 20 llegamos a Trinidad, donde nos esperaban con
pancartas y banderas en un recibimiento que no supimos apreciar: como no
estamos acostumbrados a tanta hospitalidad, no pensamos que fuese para
nosotros, así que fuimos los únicos en no saludar (nos confesaron que habían
estado a punto de venir con banda de música incluida, pero era demasiado
temprano).
La atención todo el día fue espectacular: nos trajeron al colegio, nos
enseñaron todas las instalaciones, nos llevaron a hacer unas compras básicas y
después, en compañía de voluntarios, nos enseñaron alguno de los paisajes del
Beni, como la Laguna
de Tapacaré o el río Mamoré. Ane y Ainhoa incluso se animaron a experimentar
con el transporte típico de Beni: la moto. Para acabar, y como contraste de un
día lleno de paisajes paradisíacos, conocimos la cárcel de Mocovi de mano de
algunos de sus presos, que nos explicaron sus necesidades. Una visita
inolvidable.
Cuando los días son tan intensos
como los nuestros existe una doble sensación casi contradictoria. Por un lado,
parece que las horas se eternizan, haciendo mil cosas cada día. Pero por otra
parte, los días van pasando casi sin darnos cuenta.
La semana pasada comenzamos
planificando el trabajo a realizar en la cárcel de Mocovi con los presos y con
las familias de los mismos. Nuestros esfuerzos van dirigidos a enseñarles
cuestiones básicas de sanidad y educación, así como a mejorar el producto
artesano realizado y potenciar su salida al mercado exterior. Otra área en la
que trabajamos es la realización de actividades fuera de la cárcel con los
niños de los presos que conviven con ellos.
Después de la planificación,
nuestra labor ha empezado a ser más intensa, trabajando en tres turnos: mañana,
tarde y noche. Los ámbitos de trabajo son el colegio La Salle Fiscal, la
cárcel de Mocovi y el Colegio Fabián Vaca Chávez en el barrio de Mangalito.
Además, por las noches realizamos tareas de formación del profesorado. Durante
esta semana de trabajo, Ane ha impartido talleres de manualidades a los niños, Jacobo
ha trabajado distintos aspectos pedagógicos con padres y profesores y Ainhoa e
Isabel han dado talleres de alimentación e higiene para niños. En Mocovi Jacobo
está impartiendo cursos de pedagogía a los presos que se encargan de la
formación dentro de la cárcel. Ane está arreglando las aulas y trabajando
nuevas formas de artesanía con los presos. Por otro lado, Ainhoa e Isabel están
impartiendo un taller a los presos de capacitación en enfermería. Pero
probablemente, la actividad con la que más disfrutamos fue con nuestra primera
salida conjunta con los niños de Fabián Vaca Chávez y los hijos de los presos
de la cárcel, llevándolos al museo etnoarqueológico Kenneth Lee, en el que montamos
una visita teatralizada.
Por lo demás, seguimos encantados con la hospitalidad trinitaria,
conociendo los lugares más interesantes del Departamento del Beni y disfrutando de la compañía de
los hermanos de la Salle
y de los voluntarios.