miércoles, 15 de noviembre de 2017

Nuestra memoria social selectiva (I): Platón y Aristóteles

Durante miles de años, parte de los sistemas filosóficos de Platón y Aristóteles rigieron el pensamiento social de civilizaciones enteras. Bien es cierto que su época era bien distinta (la esclavitud estaba justificada por ejemplo) y que fueron sistemas parciales ya que estaban socavados y, además, no es menos verdadero que esa parcialidad también fue maniatada e interpretada a placer a lo largo de la Historia siguiendo los intereses de parte del poder establecido.
Lo que me sorprende de nuestra sociedad actual es la peculiar manera que tenemos de razonar creyendo que estamos en lo correcto cuando, al menos supuestamente, hemos desenmascarado una gran cantidad de engaños históricos. Sin embargo, nos cuesta reconocer que seguimos siendo los mismos, seguimos siendo engañados cuya única manera de reaccionar es recurriendo también al enmascaramiento de lo que somos en realidad.
Pero no parece suficiente con esto, además, creemos que debemos hacerlo con la autoridad que le suponemos a nuestro ego, por el mero hecho de existir como sujetos debemos manifestar nuestras opiniones (en pleno sentido platónico) con la mayor virulencia posible para tratar de imponerlas frente a los demás. Claro está que el modelo mediático que hoy es el encargado de nuestra educación social nos ha enseñado el camino, se lo dice alguien que tiene que dar clase de Filosofía a las ocho de la mañana a adolescentes observando cada día que lo que aparece en las RRSS o en la televisión pesa más que lo estudiado en el aula. No obstante, me cuesta creer que nosotros, los grandes desenmascaradores de la Historia, no seamos capaces de constatar este hecho tan particular de nuestra época.
Qué bien nos iría si actualizáramos a nuestras verdaderas necesidades algunos de los valores fundamentales del seccionado platonismo y aristotelismo, si fuésemos capaces de interpretar desde los intereses sociales de nuestro mundo la virtud derivada de la prudencia como signo de sabiduría y la búsqueda de una justicia social basada en la sincera educación de todos los ciudadanos. 
Recordemos que hoy, todos somos reconocidos con los mismos derechos y deberes como ciudadanos de este mundo.