miércoles, 28 de febrero de 2018

marzo

Llega marzo. Todavía es invierno y quedan días de frío por llegar. Hoy es uno de ellos.

Mi madre murió hace cuatro años, en marzo. El ocho concretamente, pero eso es lo de menos. Fue uno de los momentos más duros de mi vida, por ese motivo y por muchos otros que saben quienes me conocen (aunque no del todo). Eso también es lo de menos. 

Fue un marzo crudo, como todos los marzos lo son, pero lo fue especialmente para mi. No obstante, cuatro años después, aquí estoy, escribiendo porque quiero sobre lo que quiero, esperando a que llegue marzo. Seguramente, en aquel momento, ni me imaginaba que volvería a pasarlo mal de nuevo. Hoy, que ya pienso desde la distancia, sé que uno no puede acostumbrarse a vivir de espaldas a la crudeza de la vida. ¡Cuánto nos ayuda a crecer y seguir avanzando!

Esta misma mañana, reflexionaba con mis alumnos sobre el entusiasmo. Les he dicho que yo tengo entusiasmo y, por ello, tengo la vida que quiero. Eso sí, les he insistido, en mi vida no pasan las cosas siempre según mi voluntad. He aprendido a vivir luchando por lo que creo y a aceptar la vida como viene, aunque siempre trabajando por mis convicciones. Somos lo que hacemos, somos libres para elegir lo que queremos hacer y eso nos define.

Les he explicado que la palabra viene del griego (‘en’ + ‘theos’) y significa: “llevar un dios dentro”, que el entusiasmo es el fuego encendido en el interior de aquellos que tienen pasión por una causa (o varias) y por la vida en general.

Solo las personas entusiastas son capaces de vencer los desafíos de lo cotidiano. Es necesario entusiasmarse para resolver los problemas que se presentan día a día. Entusiasta es el que cree en su capacidad de transformar las cosas, cree en sí mismo, cree en los demás, cree en la fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad.

La motivación de la que hablo no es optimismo. En esta reflexión de la mañana, explicaba que optimismo significa creer que algo favorable va ocurrir por sí solo. En cambio, el entusiasmo es acción y transformación. No son "las cosas que van bien" las que te traen el entusiasmo, es el entusiasmo el que te empuja a hacer "bien" las cosas, a tener la vida que quieres.

Esa pasión por hacer de nuestra vida lo que queremos, nos convierte también en personas competentes. La aceptación de los acontecimientos que nos depara la vida, por otra parte, nos infunde un halo de humildad esencial en nuestro quehacer cotidiano. Porque no hay nada peor que un incompetente, prepotente y motivado. Pero ser competentes, humildes y entusiasmados nos convierte en sujetos fuertes que superan las adversidades de manera inteligente. Una persona es fuerte cuando se crece ante los grandes retos y las adversidades. 

No lo he dicho: me encanta marzo. Siempre me recuerda que tengo que estar alerta, que queda un puerto por subir para dejar que el sol acaricie mi cara, al menos por un tiempo.

El problema es que en la sociedad actual, la sociedad del bienestar, estamos aletargados mientras nos hacen inútiles, soberbios y pasivos. Esperamos a que las cosas sucedan según nos interese sin entender que somos los dueños de nuestro propio destino.

Me dedico a la educación porque creo en la posibilidad de una sociedad mejor. Yo ya tengo la vida que quiero, pero también quiero que los demás puedan sentirse responsables de sus propias vidas. Cuantos más individuos seamos fuertes, más fuertes seremos como sociedad. Porque una característica de este mundo es que los seres pasivos pesan mucho. Son lastres que se agarran a los tobillos de aquellos que luchan para superar las adversidades y emerger con dignidad. Todavía hay muchos que quieren el fracaso colectivo como un mal común que apacigüe sus conciencias y, esa moral de los débiles, se extiende con rapidez y es contagiosa. De ahí el deseo de compartir mi vida con los que quieren luchar por ese compromiso. Es mucha carga que aligerar.

Conforme más fuerte se hace una persona, más lastres tiene que soportar. Pero como la fortaleza reside en la superación constante, cuanto más peso, más fuerza se obtiene de esos impedimentos. Por eso siempre digo que todo lo que suceda en mi vida, independientemente de mi voluntad, me va a hacer más fuerte y me va a permitir seguir teniendo la vida que yo quiero.

Llega marzo, ya casi es primavera y, como siempre, quedará la calma después de la tormenta.

Pase lo que pase.