viernes, 17 de agosto de 2018

El pequeño Billy

Cuando al pequeño Billy le preguntaban por qué era así, nunca sabía exactamente a qué se referían. Era una cuestión que le planteaban con frecuencia. Lo poco que tenía, realmente muy poco en muchos momentos de su vida, nunca le satisfacía si no era compartido con los demás.
¿Cómo explicarlo? No existían palabras para su generosidad pero siempre le venía a la cabeza aquella tarde de invierno en casa de sus abuelos. Celebraba su cumpleaños rodeado de regalos. Mientras desenvolvía uno de ellos, preguntó a su madre: "¿podemos entregarlos a los niños que no tienen nada? Yo disfruto de muchas cosas que realmente no necesito." 
Lo que a su madre le pareció algo entrañable, en el resto de la familia causó estupefacción hasta el punto de intentar por todos los medios desterrar ese pensamiento de su cabeza. Las palabras de su abuela, que en ese momento no llegó a entender, se repetían en su mente de manera constante: "Lo que es tuyo es solo para ti." Años después descubriría que esa frase resumía, en esencia, la falacia que el mundo capitalista introdujo como piedra angular de una nueva y errónea manera de pensar.
Con el paso del tiempo, nunca abandonó la idea de ayudar a los demás. Su vida, desde la infancia, fue especialmente complicada, lo que le forjó un carácter férreo y una mentalidad fuerte. Por ello, sentía el deber de ayudar a los más desfavorecidos. Siempre se ponía del lado de los más débiles y se jugaba el tipo por aquellos que no tenían nada, como él. No tener nada y tener tanto a la vez.
Atesoraba, por ejemplo, ese apodo que le pusieron sus amigos, desde pequeño, casi su única familia exceptuando a su hermana y a su prima. Realmente, no tenía nada que ver con su auténtico nombre, pero, en definitiva, no existe nada más real que lo que te acompaña el resto de tu vida.

Por eso mismo, el apodo pasó a ser pseudónimo. El ahora intrínseco Billy había trascendido el tiempo. Su fortaleza deconstruía la realidad circundante, como su madre le enseñó a hacerlo. 

Hoy, no obstante, muchos dicen de él que es demasiado fuerte para una sociedad tan frágil.


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